Le hemos tomado la medida, la distancia social, higiene en las manos y mascarillas
Editorial: Dos fechas importantes guardo en mi corazón: 14 de marzo el confinamiento y la del día 6 de junio de 2020 libres de COVID-19
Llevant en Marxa está desplegando su experiencia de labores humanitarias y difíciles en poblaciones muy lejanas y a desmano, sin ningún recurso, para paliar necesidades básicas, pero esta vez en Mallorca y sus pueblos.
AGENCIA MANACORNOTICIAS 07/06/2020 - 03:57:52
Todas estas sensaciones explotaron dentro de mí ayer cuando el Gabinete de Prensa me dijo sin dudar, en los hospitales de la Part Forana de Mallorca hemos terminado con el virus, ha comenzado otra historia.

Editorial: He grabado en mi mente y en el ADN de nuestra existencia dos fechas importantes, la del pasado 14 de marzo de 2020, cuando nos comunicaron que había un virus nocivo alrededor de nuestras vidas y era necesario un largo encierro bajo la Ley del Estado de Alarma, que interrumpía nuestra movilidad y cualquier actividad. Y la de ayer sábado 6 de junio de 2020 cuando me comunicaron desde el Hospital de Manacor que no había ningún ingresado por COVID-19 y que el centro sanitario estaba limpio de Coronavirus.

La primera fecha quedé impactado, mirando al vacío durante muchas horas. No me lo podía creer. Los reyes del mundo, la naturaleza, la humanidad, los sabios herederos de tantos siglos de aprendizaje, sufríamos un parón completo, la cárcel en vida, por un virus invisible que se había trasladado de China a todo el planeta y sus continentes. Se cerraron las fronteras, confinamiento absoluto. Nadie imaginaba el desenlace, en casa con cuatro llaves era la única alternativa. El poder establecido contaba el drama a cuentagotas y subjetivamente.

Me veo ante el ordenador de nuevo. Ahora llega la pandemia social, la económica, nuestra liquidez, deudas a largo y corto plazo. Vidas truncadas porque se esfumó la nómina, aquel trabajo que nos daba seguridad y certeza.

Cuando se cierra una puerta se abre después una ventana. Mientras, muchos pensaban que cada día es una vida entera. Se vivieron momentos de mucho miedo, incertidumbre, lágrimas e incertezas. Llegaron las preguntas. Quienes aconsejaban decían que lo mejor era estar ocupado, no mirar el precipicio. Ignorar detalles. Se desplegaron artes contra la soledad, tiempos robados. Se consagró a la tecnología como nuestros guías. Se contrapuso la lectura, deporte, charlas animadas, convivencias perdidas. Comenzó a verse la luz y el bicho erró su diana.

En la segunda fecha ya mencionada supe a las 11 horas y 49 minutos que en el Hospital de Manacor no había ningún infectado por aquel virus del 14 de marzo. Lloré emocionado, habían pasado 85 días desde la orden de todos quietos, la vida se detiene, y la gran noticia en la Fase III de una desescalada sin amenazas. Horas antes leía un informe Ruso donde se anunciaba un tratamiento certero contra en Covid-19 que sería una realidad a finales de este mes de junio. Y otro desde China con igual éxito. Y varias vacunas que caminan ligeras antes del otoño para hacer desaparecer al monstruo.

Le hemos tomado la medida, la distancia social, higiene en las manos y mascarillas, es una receta suficiente y eficaz. Sus mutaciones van a menos y su carga vírica se ha desplomado. Todas estas sensaciones explotaron dentro de mí ayer cuando el Gabinete de Prensa me dijo sin dudar, en los hospitales de la Part Forana de Mallorca hemos terminado con el virus, ha comenzado otra historia. Recordé mis llamadas de teléfono a mis seres queridos, amigos. Aquellas horas aciagas sin consuelo ni pañuelos para limpiar las lágrimas del alma.

Me veo ante el ordenador de nuevo. Ahora llega la pandemia social, la económica, nuestra liquidez, deudas a largo y corto plazo. Vidas truncadas porque se esfumó la nómina, aquel trabajo que nos daba seguridad y certeza. Volvemos a la lucha, no hay tregua. Aquel virus maldito tiene una doble sentencia, consecuencia. Primero nos encierra en vida y mientras llega la luz se apagaban nuestras esperanzas. Pero somos tozudos, no sucumbimos tan fácil. Tenemos resortes y sabiduría. No desconozco que nuestro turismo tardará en llegar, pero se cierto que sabremos darle la vuelta al asunto.

Otra alegría, me cuentan que la ONG Llevant en Marxa está desplegando su experiencia de labores humanitarias y difíciles en poblaciones muy lejanas y a desmano, sin ningún recurso, para paliar necesidades básicas, pero esta vez en Mallorca y sus pueblos. 100 caballos de fuerza de un grupo de voluntarios que miden su solidaridad por decenas de toneladas. Muchos domicilios podrán respirar tranquilos cuando llegue el reparto. Un equipo de héroes impresionante. Les daré detalles, ahora solo se que trabajan para dar respuesta a una situación difícil de muchos hermanos nuestros. Rafael Gabaldón San Miguel.

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