Editorial: Ahora que estamos solos ante un papel en blanco es hora de sincerarnos sobre lo que ha pasado, presente y futuro. Varios científicos señalan a China como culpable de tanto drama, pérdidas humanas, hundimiento de la economía. Miedos y tinieblas. Seguramente un alto tribunal internacional de oficio analice todo y busque a los culpables. No puede ser que se escapen virus asesinos de los laboratorios y mucho más grave que se escampen a posta por todo el planeta. Nadie se cree la mutación animal. Por eso es hora de pasar cuentas y en serio. El Gigante Chino debe saber que si lo vuelven hacer lo pagarán muy en serio. No como ahora que se han ido de rositas.

Dicen las autoridades inglesas que el 28 de junio (lunes) cambian el semáforo de la COVID-19 y que Baleares podrá recibir el personal que vive en el Reino Unido. Es hora de comenzar otra etapa de nuestras vidas y volver a la normalidad que nos robaron. Nadie podrá olvidar los 130.000 compatriotas muertos y los más de 850 en Baleares. Nuestros corazones han llorado por ellos y sus familiares. Sabemos de la dureza, que te avisen y te entreguen una urna con los restos sin poder decir adiós a ese ser tan querido. Todos hemos perdido a un familiar, a un amigo. Vamos a secarnos los ojos y emprender un camino hacía la vida y las oportunidades. Los turistas llegan para disfrutar y no podemos contarles penas.

Se adelantó Manacor con ese mundo fantástico, alegre, optimista, que ha puesto en sus calles y plazas con motivo de las Fiestas de Primavera de 2021. Darle colorido a nuestra existencia se agradece, es hora de tirar a la basura los tranquilizantes y las pastillas que esconden nuestro dolor y rabia. Ahora que no existe el Gobierno y que Pepe Gotera y Otilio se fueron de vacaciones a la Argentina y que han tomado el poder los Reinos de Taifas, es la nuestra, se terminó el decreto, el BOE, la imposición, el ordeno y mando. Vamos a organizarnos nosotros mismos como siempre hemos sabido demostrar y que regule la oferta y la demanda nuestros movimientos y trato.

Las vacunas siguen con su objetivo y muy pronto tiraremos a la basura las mascarillas, ese símbolo de presos y atados que significaron sus tiranías. Siempre que compartamos el tiempo al aire libre, en sitios cerrados todavía el bicho amenaza con recordarnos que sigue entre nosotros. Quién nos iba a decir a nosotros que en el siglo XXI llegaría una enfermedad tan inusual y se parase el mundo. Los científicos aseguran que miles de virus de peor leche están encerrado en ampollas listos para seguir asustando y matando a la mitad de los humanos del planeta. Sobran vidas y de esta forma se nota menos el genocidio.

Esperemos que el Gobierno dedique más dinero a investigación y se prepare para lo que pueda venir. Nos han dejado a la fuerza y sin su permiso más de 70.000 personas mayores de 65 años y todas sus pensiones han ido a la caja común como ahorro imprevisto. El mejor homenaje que podemos hacer a quienes les han cortado el aire de golpe y porrazo es estar atentos para quienes estén en su lugar eviten una muerte tan cruel. Tan real como triste, no es una película, lo hemos sentido todos y todas. Se ha encargado la censura de esconder los féretros y sepelios, pero nos faltan ellos/as en calles y plazas, eso no se puede esconder. La información única, de pesebre y subjetiva no ha triunfado, y cuando pongan las urnas verán la lectura que han hecho quienes votan.

Ahora que todos sabemos más de cocina y gastronomía y que hemos vaciado las tiendas donde vendían todo tipo de artilugios para hacer la manduca, somos un poco más sabios. Alrededor de una buena mesa llegan los mejores pensamientos y nacen los futuros negocios. Muchos han cambiado de profesión y se han reinventado, mi enhorabuena para los emprendedores.

Así se hace, mirar atrás es un error, solo debe hacerse para no repetir fracasos, por lo demás siempre adelante. Erguidos y orgullosos. No hemos hecho nada, no tenemos culpa de ninguna falta. Nos ha pillado vivir esta época como a otros la edad de piedra o el renancentismo. Son nuestros días, horas y segundos, están ahí, es importante aprovechar cada instante. Y cuando lleguen los ingleses ya estamos todos.